Por Estefany Rangel
Publicado 9 de sep. de 2025
Carlo Acutis
La Iglesia Católica proclamó el domingo a su primer santo millennial. El papa León XIV canonizó a Carlo Acutis, un adolescente italiano que falleció en 2006 a los 15 años y que es recordado como “el influencer de Dios” por haber utilizado sus conocimientos de programación para difundir la fe en internet. Nacido en Londres en 1991 y criado en Milán, Acutis llevó una vida común para su edad: jugaba videojuegos como Halo, Super Mario y Pokémon —aunque solo una hora a la semana—, tocaba el saxofón, amaba el fútbol y convivía con sus perros. Sin embargo, desde niño mostró un talento autodidacta para la informática, al grado de aprender programación leyendo manuales universitarios. Antes de que existieran las redes sociales, Carlo creó una base de datos con más de 150 milagros eucarísticos documentados en distintos idiomas y diseñó páginas web para su parroquia y su escuela. También dedicó tiempo a ayudar a personas sin hogar y asistía a misa diariamente. Su labor en el mundo digital lo convirtió en una figura de inspiración para jóvenes católicos, al mostrar que la tecnología podía ser un puente para la evangelización. Milagros reconocidos El Vaticano atribuye oficialmente a su intercesión dos milagros: En 2013, la curación de un niño brasileño de 4 años con una rara condición pancreática. En 2025, la recuperación de una joven costarricense que sufrió un trauma craneal grave tras caer de su bicicleta. Estos hechos, validados por la Santa Sede, permitieron su canonización este domingo en la Plaza de San Pedro. Los restos de Carlo Acutis descansan en Asís, Italia, donde millones de peregrinos lo visitan cada año. Su cuerpo permanece expuesto con ropa casual —jeans, tenis Nike y sudadera—, proyectando la imagen de un adolescente común, lo que ha reforzado su cercanía con las nuevas generaciones. Para muchos fieles, su figura representa al santo que la Generación Z necesitaba: alguien que entendía tanto los videojuegos como la oración, y que mostró que la santidad también podía vivirse en lo cotidiano.