Nacional

No eran criminales: eran niños. Guadalupe exige justicia tras ataque armado


Por Estefany Rangel

Publicado 26 de jul. de 2025

Inseguridad

La agresión armada que dejó heridos a dos hermanos de 9 y 7 años en el municipio de Guadalupe ha desatado una profunda indignación entre la población de Nuevo León. La violencia ejercida contra menores ha reavivado el debate sobre la creciente inseguridad y la percepción de abandono institucional en la entidad. De acuerdo con información oficial, los hechos ocurrieron durante un ataque directo contra un adulto, en el que los menores fueron alcanzados por los disparos, en la colonia El Sabino. La Fiscalía General de Justicia del Estado informó que ya se abrió una carpeta de investigación para identificar y detener a los responsables. Tras este hecho, vecinos del sector narraron con angustia el momento en que se escucharon las detonaciones: “Estábamos afuera de mi casa y fácil se escucharon como 7-8 balazos. Hasta mi esposo dijo: ‘Santa madre de Dios, ¿a quién se echarían?’”, publicó una usuaria de Facebook. De igual manera, en un intento por desmentir versiones que relacionan a la familia con actividades delictivas, una mujer que se identificó como vecina señaló que el padre de los menores es conocido en la comunidad por vender aguas frescas al exterior de un colegio como medio para ganar dinero. “Esas casitas están bien juntas y tiene las ventanas amplias, balacearon a los wey, el papá de los niños vende aguas afuera de su casa para mantener a su familia y él vio cómo balaceaban sin poder hacer nada, le tocó llevar a sus hijos x sus medios al Materno. ¡El señor es un buen vecino y padre de familia conocido x todos!”, comentó. Esta situación ha provocado frustración, no solo por la violencia, sino por lo que se percibe como una falta de acción efectiva por parte de las autoridades. “Dudo que hagan algo, pero existe el karma. A quienes obran mal, les va mal”, escribió otro usuario. Mientras los hermanos continúan en recuperación y la investigación avanza, la comunidad permanece atenta y unida en un solo reclamo: justicia. El caso no solo representa una tragedia familiar, sino una herida social que refleja hasta qué punto la violencia se ha infiltrado en la vida cotidiana. Porque, como lo expresan muchas voces hoy en Guadalupe: no eran criminales, eran niños.