Texas
Una escena de dolor e impotencia quedó grabada este viernes 30 de mayo a las afueras de una Corte en San Antonio, Texas, donde agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) detuvieron a Érika Quiroz, una madre hondureña que acababa de salir de una cita relacionada con su proceso legal migratorio. Al ser notificada de su detención, Érika entró en estado de shock: rompió en llanto, comenzó a respirar con dificultad y se sentó en el pavimento mientras suplicaba que no la deportaran. “No me quiero morir”, se le escuchaba decir entre sollozos. Lo que más conmovió a los presentes fue la reacción de su hijo menor de edad, cuya identidad no fue revelada. El niño corrió hacia ella, la abrazó con fuerza y trató de calmarla entre lágrimas. “Tranquila... ¡Mamá, tranquila! Aquí estoy yo”, se le escucha decir en un video que rápidamente se viralizó en redes sociales, convirtiéndose en símbolo del impacto humano de las políticas migratorias. El menor no se despegó de su madre ni un momento mientras los agentes de ICE permanecían cerca de la unidad en la que pretendían trasladarla. Pese al evidente ataque de ansiedad que presentaba Érika, las autoridades no solicitaron atención médica ni intervinieron para apoyarla emocionalmente. Fue una reportera, quien grabó los hechos, la única que se acercó para ofrecerle agua. La detención forma parte de un operativo especial que ICE lleva a cabo en Texas durante mayo. El operativo incluye vigilancia directa fuera de las cortes para identificar y detener a personas con antecedentes penales o deportaciones previas. Bajo la nueva ley migratoria de Estados Unidos, se busca deportar a cerca de 3,000 personas diariamente que ingresaron sin documentos. Las imágenes han provocado una oleada de críticas por parte de activistas y defensores de derechos de los migrantes, quienes denuncian el carácter deshumanizante de estos procedimientos. La historia de Érika y su hijo es una de muchas que reflejan el sufrimiento cotidiano de miles de familias bajo estas medidas.