Por Estefany Rangel
Publicado 13 de may. de 2025
Contry, Guadalupe
La mañana del lunes se convirtió en un vía crucis para decenas de familias. Padres y madres cargando mochilas, agarrando fuerte la mano de sus hijos con autismo, mientras caminaban bajo el sol inclemente de Guadalupe, Nuevo León. Su único “delito”: querer llegar en automóvil al centro terapéutico donde sus hijos reciben atención desde hace más de una década. El motivo de su sufrimiento: un portón cerrado por decisión de los vecinos de la colonia Contry La Silla Noveno Sector. Lonas de advertencia cuelgan ahora donde antes solo había paso libre y cordialidad. El acceso fue bloqueado. El argumento: “bloquean cocheras, afectan la vialidad y provocan inseguridad”. Sin pruebas, algunos incluso llegaron a insinuar que los padres de familia están detrás de una reciente ola de robos en la zona. “Nos están señalando, nos están discriminando”, denuncian los afectados, quienes ahora deben dejar sus autos fuera del fraccionamiento y caminar varios metros con sus hijos, muchos de ellos con hipersensibilidad al calor, al ruido, a los cambios bruscos. “Atender a un hijo con autismo ya es un reto… caminar bajo el sol con él, solo para cruzar un portón cerrado, no debería ser parte del problema”, dicen. Desde hace 13 años, el centro Arena ABP brinda atención integral a niños y niñas con trastorno del espectro autista. Nunca antes se había registrado un conflicto con los vecinos. Hoy, esa historia cambió. El alcalde de Guadalupe acudió al lugar para intentar mediar entre ambas partes, mientras que directivos del centro, padres de familia y vecinos inconformes intercambian palabras y posturas. Algunos, firmes en su negativa. Otros, en silencio. La tensión se siente en el aire. A través de un comunicado, Arena ABP expresó: *"Queremos informarles sobre una situación delicada que estamos enfrentando en la comunidad donde se encuentran nuestras instalaciones. \[...] Como asociación sin fines de lucro, nuestra labor está enfocada en mejorar la calidad de vida de todos nuestros niños, niñas, adolescentes y familias que atendemos, y creemos firmemente que toda comunidad debe ser un espacio de inclusión, empatía y respeto."* Además, confirmaron que promovieron un juicio de amparo, con el expediente 503-2025, logrando la suspensión provisional para permitir el libre acceso a sus instalaciones. Pero mientras tanto, la batalla por la empatía sigue en pie. Las familias no piden privilegios. No quieren confrontación. Solo exigen lo básico: respeto, comprensión, y que sus hijos no sean tratados como una molestia. Porque cerrar un portón es fácil. Lo difícil es abrir el corazón.