Por Estefany Rangel
Publicado 19 de abr. de 2025
Phoenix Ikner
El nombre de Phoenix Ikner, de apenas 20 años, quedó marcado en la memoria colectiva tras protagonizar un tiroteo en el campus de la Universidad Estatal de Florida (FSU) el pasado jueves 17 de abril. El ataque dejó dos personas muertas y seis heridas, y ahora las autoridades intentan reconstruir no solo lo que ocurrió ese día, sino la compleja historia personal del presunto agresor. Detrás del joven con un rifle hay un niño que alguna vez fue conocido como Christian Gunnar Eriksen, secuestrado en 2015 por su madre biológica, Anne-Mari Eriksen, quien lo llevó ilegalmente a Noruega desafiando una orden judicial de custodia. Según documentos obtenidos por *PEOPLE*, la mujer dijo al padre que se trataba de unas vacaciones de primavera, pero jamás volvió en la fecha prevista. Durante su estancia en el extranjero, el menor se perdió citas médicas cruciales, exámenes escolares y tratamientos para un trastorno hormonal y TDAH, según consta en declaraciones judiciales. Su desaparición desencadenó una investigación y, tras su regreso, Anne-Mari fue formalmente acusada y condenada por violar la custodia. Desde entonces, no está claro si Phoenix volvió a tener contacto con ella. Ahora, años después de aquel episodio, el joven aparece al centro de una nueva tragedia. Tras el tiroteo, fue abatido por la policía que respondió al incidente y trasladado a un hospital local, donde permanece bajo custodia. Mientras tanto, el estado de salud de las seis personas heridas no ha sido actualizado y las identidades de las víctimas fatales no han sido reveladas. En una rueda de prensa, el sheriff del condado de León, Walter McNeil, reveló que el arma utilizada pertenecía presuntamente a su madrastra, Jessica Ikner, subalguacil del condado. Las autoridades investigan cómo Phoenix accedió al arma y si hubo fallas en su resguardo. Además de la pesquisa criminal, las autoridades están escudriñando el entorno familiar, emocional y psicológico del joven. Los investigadores buscan pistas en su comportamiento reciente, relaciones y posibles creencias ideológicas que puedan arrojar luz sobre sus motivaciones. Hasta el momento, no se han confirmado antecedentes penales ni diagnósticos psicológicos recientes, pero los investigadores no descartan que su traumática infancia haya influido en los eventos que lo llevaron a abrir fuego en su universidad. La FSU suspendió temporalmente sus actividades en el campus de Tallahassee y activó protocolos de apoyo para su comunidad. Mientras tanto, el caso de Phoenix Ikner se va desentrañando pieza por pieza, en un intento por entender cómo un niño arrancado de su hogar en 2015 terminó protagonizando una tragedia ocho años después.